Siglos de discriminación
por prejuicios originarios
de la desértica Ignorancia,
los han condenado a traer la mala fortuna,
a presagiar la cercanía
de la inevitable despedida eterna.
Como nadie quiere entender la belleza
del más negro y triste plumaje
se aíslan en la comprensión de cementerios,
donde nadie los juzga con tinieblas.
Y cuando alguno los osa criar a palos
de racismo arrancan los ojos del agresor
por defensa propia a su libertad.
Ana Paula G. Orantes
Alas negras.
Hace 12 años